sábado, 10 de septiembre de 2011

Se alinearon los planetas y el Barcelona pareció del nuestro


Se dijo que no había táctica que valiera. Que ni atacando ni defendiendo, ni presionando ni cortando circuitos. Se intentó de múltiples modos. Con 3 delanteros, con 3 defensores, con 6 mediocampistas. A todos los batió, el Gran Barcelona los pasó por encima. Pero quedaba una manera que nadie había experimentado: el culo.

Cuando un equipo tiene tanta confianza en sí mismo porque tiene todo bajo control, incluso ante el crecimiento del rival, al que se sobrepone con el mejor libreto, siente que nada pone en jaque su triunfo. Que ya va a aparecer alguno, y con tranquilidad siempre demostró que así funciona. Pero esta vez no fue merecimiento del contrario, ni error propio. Se trató del siempre útil culo, que abre partidos. Le tocó a la Real Sociedad.
El partido empezó como todos. Con un circo llamado Barcelona que va montando su espectáculo de pueblo en pueblo y que había desembarcado en la ciudad vasca de San Sebastián, con la goleada esperando a que la llamen, y a los 11 minutos ya iba 0-2 con goles de los "administradores" Cèsc y Xavi. Todo lo que ya sabemos del mejor equipo de la historia del fútbol mundial, lo aturdió y boludeó durante todo el primer tiempo, sin Lio Messi, que esperaba sentado en el banco después de la gira con Argentina.
Se lesionó Alexis Sanchez: rotura del bíceps femoral derecho. Esa fue quizá el primero de la serie de eventos desafortunados.
Ya con el partido 1-2, a los 61 minutos llegó una jugada insólita: David Villa (Barcelona) estando en campo rival quiso apoyarse y envió la pelota hacia atrás, pero Aguirretxe -que estaba adelantado pero no pasaba nada porque se la había dado Villa- quedó mano a mano con Víctor Valdez. El juez de línea levantó la bandera. El jugador azul y blanco siguió, amagó al arquero, le pegó, Sergio Busquets llegó justo para tocar la pelota con la mano -nadie lo vio-, travesaño y apareció Griezmann para empujarla con la cabeza.
Claramente los jugadores del blaugrana se quedaron esperando durante y después de la jugada que anularan la acción ya que el línea había cobrado offside. Pero el árbitro se dio cuenta que había sido Villa el que se la había dado, y convalidó el asunto.
Pasaron unos cuantos segundos y ni Griezmann había podido disfrutar del empate. Pero sí, valió el gol.
A partir de ahí el Barcelona parecía un equipo normal, uno surgido de este planeta. Y eso sí que no es normal. Se notaban signos de confusión en los oriundos de Catalunya. Un pelotazo sin sentido de los vascos agarró a Victor Valdez mientras caminaba de espaldas y durante unos instantes la pelota se encaminaba al arco y el arquero ni se avivaba. Instantes donde el asombro dominaba la escena. Casi se le mete, aunque se ve que le gritaron, porque reaccionó a tiempo.
Nunca se vio tan impotente y mareado al equipo catalán.
Ya con Lio Messi en cancha, a pesar de sus intentos el partido siguió hasta el final con imprecisión en los pases, falta de peso en la delantera e inseguridad en la defensa. Es que nunca, pero nunca, pensaron en la variable culo. Algo así como si el Barcelona hubiera jugado un picado para nuestro equipo, el planeta Tierra.
Por Pablo Pilanski

Resumen del partido:

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