martes, 3 de abril de 2012

¿La hora de cambiar el paisaje, o el ojo?

Las posibles estructuras de torneos en el fútbol argentino están en la agenda noticiosa desde hace aproximadamente un año. La necesidad de un cambio, y no un parche, salta a la vista. Tigre, peleando la punta del campeonato, puede irse al descenso. Los miembros de la AFA llevan propuestas de borrador, que se infiltran en la prensa como bocetos incoherentes. Negocios, arreglos y conveniencias entran en acción, aunque el último y ¿definitivo? proyecto se asemeja a algo normal. Pero si de ideas se trata, hay muchos puntos sobre los que se podría meter el Liquid Paper y pasar en limpio.

Partidos que terminan casi sin goles o definitivamente con el arco en cero.  Bodrios televisados a causa de un cambio de mentalidad que se inició en los entrenadores y ya forma parte, incluso, de los jugadores. “Hay que matarlo al 10, hay que anularlo”. ¿¡Anular al creativo!? y el rival va en busca de lo mismo.

El mensaje que transmite hoy el fútbol no es el mismo que el de hace 50 años. La mira ya no está calibrada en el arco de enfrente, sino en desarticular al oponente. Cuanto más hay en juego menos se juega. Se llena el mediocampo de “picapiedras” metedores, lo que se refleja en el resultado.

El Clausura 2012 muestra un nivel paupérrimo en ofensiva. 0-0, 1-0, los resultados más comunes, salvo casos extraños como Boca 4 - Independiente 5, u Olimpo 2 - Banfield 5. ¿Qué tiene de entretenido entonces para el espectador? Si un equipo llega a hacer un gol se repliega enseguida y se dedica a achicar las líneas, reventar la pelota y mantener el resultado. Los números, en este caso, ayudan. En los últimos 10 años, la cantidad de goles bajó notablemente: (530 goles) Apertura 2001 / (495) Apertura 2005 / (477) Clausura 2009 / (465) Apertura 2009 / (420) Apertura 2010 / (376) Apertura 2011.

Un partido que finaliza 4-3 es infinitamente más entretenido, porque aunque tu equipo pierda hubo dinámica, te mantuvo despierto. Se dio el ejemplo perfecto en el fantástico Boca-Independiente. Si bien no se jugó “lindo”, fue apasionante.

Entonces, ¿por qué no intentar cambiar algo? El fútbol debe aprender de sí mismo y del resto de los deportes. Es necesario para la calidad del fútbol argentino que se modifiquen esta especie de Inferiores “profesionalizadas”, donde ya no buscan al 10 habilidoso, sino al fuerte y aguerrido. “Aunque tampoco pueden ser escuelitas de fútbol, porque cuando los pibes llegan a la exigencia de primera se los comen crudos”, opina con razón el ex coordinador de divisiones juveniles de Estudiantes de La Plata, Ariel Paolorossi.

Los hermanos sean unidos. En rugby se otorga un punto extra al equipo que haga 3 tries en un partido a fin de incentivar que haya mayor cantidad de éstos, o al menos tres por cada lado.
En el fútbol se puede implementar de igual modo. Aquel que convierta tres goles podría recibir un punto extra. Por lo tanto, el conjunto que pierda 4-3 recibiría mayor reconocimiento que uno que pierde por 4 a 0.

De esta manera, Olimpo, peleando el descenso, si fuera ganando 2-1 y necesitara más puntos para salvarse, tendría que meter uno más; frente a Banfield, a pesar del resultado, habría salido a buscar el tercero. Iría en busca del gol, arriesgarían, los técnicos tendrían que poner mayor cantidad de jugadores ofensivos en el campo, y se dejarían de cerrar los partidos (y el espectáculo) a los 10 del segundo tiempo.

Pero una vez más el fútbol va en contra de los demás deportes. Si la tendencia va hacia aplicar la tecnología para evitar errores arbitrales e incluso la violencia, las autoridades argentinas prefieren manejarse únicamente con los “sentidos humanos”.

Entonces, otra idea: ¿Por qué no se dejan de pasar las repeticiones de los offsides dudosos durante las transmisiones en vivo? Qué le agrega al televidente saber si fue o no fuera de juego. Si es correcta la decisión del referí, pasa desapercibida; pero si no fue, lo único que produce es bronca contra el árbitro, y las agresiones a Diego Abal son un caso reciente. Que lo vean los miembros de la Comisión Arbitral y que lo sancionen de ser necesario, pero no hace falta pasarlo en cámara ultralenta a diez segundos de la resolución, con periodistas de campo de juego que le avisan a los técnicos de la “sentencia” de la repetición.

Además, esos “sentidos humanos” son los vapuleados cuando pertenecen a los directores técnicos (aun de inferiores), quienes no logran profundizar, o siquiera implementar, un modo de entrenamiento o un proyecto serio que necesita años para concretarse. Es por esto que también debe cambiarse la estructura de torneos cortos, de 19 fechas, a uno largo de 38. Y en este punto la AFA se va encaminando de a poquito: la última propuesta consiste en alargarlo, eliminar las promociones y que desciendan 3 equipos (dos por promedios y el peor de la temporada).

El fútbol es el deporte más popular a escala mundial, y, paradójicamente, el único donde el espectador termina siendo la víctima. Los oculistas reciben cada semana más pacientes que se aquejan de “dolor de ojos”, causado por un pésimo partido y años de destrucción a los valores creativos y líricos de futbolistas y cuerpos técnicos. Si los tiempos te dominan, cambiá el reloj, no adelantes la hora. Ya es hora de cambiar de reloj.

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